Si eres parte de aquellas personas que sufren de pánico ante eventos inesperados, entonces este artículo definitivamente es para ti. Sigue leyendo, ya que aquí te presentamos información que puede ser muy útil.
La palabra Siniestro proviene de la locución del latín “sinister” y se emplea en los seguros y el derecho. Se entiende como un accidente o daño que puede ser indemnizado por la aseguradora. En el campo de los seguros por ejemplo, el siniestro es la corrección del riesgo cubierto y el nacimiento de la prestación del asegurador.
En otras palabras, los siniestros son todas aquellas situaciones desafortunadas que pueden ocurrir en cualquier momento. Se consideran siniestros: un choque de vehículo, un incendio, un terremoto, una inundación, la rotura de los cristales o tuberías de la vivienda.
Es fácil ser presa del pánico y dejarse llevar por las emociones negativas ya que nuestro sistema límbico (la parte del cerebro que se encarga de las emociones primarias y las reacciones, se caracteriza por la acción), nos juega una mala pasada al desencadenar una serie de procesos. Por ejemplo: el hipotálamo (el cual está relacionado con el sistema endocrino encargado de producir diversas hormonas), que en caso de pánico produce inmediatamente una gran cantidad de hormonas del estrés. Esto tiene que ver con la reacción de huída y defensa más primitiva del ser humano. Basta recordar aquellos primeros humanos que huían del peligro para no ser presas de una bestia. Es aquél cerebro primitivo el que nos permite como humanidad proteger la especie, mediante el impulso de reacción inmediata para salvar la vida. En otras palabras, el humano posee instinto de supervivencia y reacciona al peligro de manera inmediata.
La solución no es tan obvia como parece y requiere un poco de conciencia y disciplina para recuperar el control de las emociones en casos extremos, ya que estamos lidiando no solo con el estrés de un siniestro, sino con nuestro propio sistema límbico que nos produce la misma reacción de pánico.
Una de las maneras como podemos abordar una situación de pánico es, hacerlo de manera similar a como se maneja en psicología la reacción de los pacientes tratados por ansiedad y ataques de pánico. Procurar respirar profundamente desacelera el ritmo cardíaco al menos por unos minutos, para poder obtener más oxígeno en el cerebro.
Entra en razón. Una vez puedas controlar la respiración, podrás pensar claramente.
Si consideras que estás en una situación grave, lo más importante en ese momento es ver el problema real y no magnificarlo para que puedas razonar con claridad ya que tus acciones deben ser precisas y contribuir a una solución del problema en lugar de agravarlo.
Intenta desviar la atención del problema temporalmente si no tienes recursos para solucionarlo de momento, una vez logres calmarte, pide ayuda, esto puede ser útil mientras esperas ser auxiliado. Puedes intentar pensar en otra cosa por un minuto.
Interpreta la situación como un desafío y no como una amenaza. A pesar que un siniestro puede ser una situación totalmente inconveniente, puedes replantear la manera de abordarlo.
Informa el problema con claridad a la primera persona o número de emergencia que puedas contactar. Tener la certeza de que puedes ser auxiliado o auxiliar, siempre da la esperanza que necesitas. Esto hace que seas también parte de la solución.
En todo caso, para reducir el estrés y el pánico es importante que te sientas protegido y amparado, por lo que es aconsejable contar con un seguro de hogar y con un bróker o aseguradora de confianza a la que puedas contactar rápidamente para contar con el apoyo instantáneo que estas ofrecen.
En Vegamon S.A tenemos más de 25 años de experiencia en seguros, no dudes en contactarnos para estar protegido de todo tipo de eventualidad.